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Calle Melancolia - Joaquin Sabina.-

Texto sacado de una prueba de Filosofia del año pasado, con pregunta central: el hombre actual esta vivo o muerto?. Era este texto y uno mas, creo q se llamaba Pueblo Blanco...

Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el número siete .....

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Mmmmmmm, cuantas veces me he sentido así......
Cada vez que uno se encariña con alguien no puede evitar la melancolía, no puede evitar la nostalgia, cuando ese alguien ya no está, y no digo con esto sólo físicamente, se extraña el ayer.
Entoces uno se cuestiona si se debe querer con todo el corazón.
A lo largo de mi vida siempre he llegado a la conclusión de que al final no se puede querer a alguien de otra forma que no sea entregandose por completo. La forma de evitarse el sufrir es aceptando y barajando desde el principio lo que es evidente, nada es eterno y todos somos suceptibles a los cambios.
Dan.